Tener una piscina no es solo disfrutar bañándose, también requieren un cuidado y mantenimiento. Las piscinas de agua salada no son una excepción, y hoy te enseñaremos cuál es la manera de tratar tu piscina adecuadamente. Empecemos viendo qué son las piscinas de agua salada.
¿Qué son exactamente las piscinas de agua salada?
Al oír la palabra “salada” es muy probable que hayas pensado que no hay nada de cloro en el agua. Sin embargo, el cloro sigue siendo importante para la composición química de la piscina.
Puede que te sorprenda, pero la sal que usan estas piscinas sirve para generar cloro indirectamente. ¿Significa esto que no hace falta echar cloro nunca?. No, que se genere cloro automáticamente no significa que no tengas que echar alguna vez. Puede que haya habido un acontecimiento que haya alterado el equilibrio químico, y entonces lo más probable es que sí necesites echar cloro.
Una de las ventajas que presenta este tipo de piscinas frente a las que solo usan cloro, es que el agua es menos irritante. Cuando te metes en una piscina de agua salada, notas un cambio respecto a las de cloro y es, precisamente, por ese motivo. La sal es un compuesto químico que no irrita la piel tanto como sí puede hacer el cloro. No irrita la piel, no tendrás los ojos rojos y nunca el pelo rubio se volverá verde.
Veamos cuáles son las ideas y mitos que se suelen asociar a las piscinas de agua salada, pero que no son ciertas.
Mitos de las piscinas de agua salada
La piscina de agua salada usan el mismo tipo de cloro que encontraría en cualquier piscina de cloro, el hecho de que haya menos, que sea súper estable y que se complemente con sal, todo funciona en conjunto para hacer que el agua tenga una salinidad similar a la de el conducto lagrimal humano. ¿El resultado?. Sin escozor en ojos, piel, nariz o garganta. Ahora, que hemos visto las ventajas, veamos la realidad y los mitos o leyendas urbanas sobre las piscinas de agua salada
Mito 1. Mi piscina de sal no tiene cloro
Ya hemos comentado esto anteriormente, y ya sabrás que es falso. Las piscinas de agua salada usan cloro, pero lo que pasa es que es muy difícil de detectar. De todas formas, el tema de la cantidad lo llevará el generador de sal de tu piscina, el clorador salino que tengas instalado. Eso sí, si hay un desequilibrio químico, revisa el nivel de cloro, porque puede que necesite una intervención directa tuya.
Mito 2. Las piscinas de agua salada no necesita filtro
Ojalá fuera verdad, pero tristemente no lo es. Todas las piscinas necesitan mantener el agua en movimiento, para que se pueda limpiar. Que tu piscina sea de sal no es una excepción. La sal no es un componente mágico que acaba con cualquier microrganismo que acabe en el agua de tu piscina.
Mito 3. Las piscinas de sal huelen más fuerte y el agua sabe salada
Mucha gente relaciona la idea de una piscina de agua salada a tener un trocito de mar en tu jardín. Nada más lejos de la realidad, que tenga sal no significa que tenga que ser como el mar. Ni el agua huele más fuerte, ni tiene un sabor salado. El nivel de salinidad, como hemos comentado, es muy similar al de una lágrima.
Mito 4. Cambiar mi piscina para que sea de sal puede arruinarla
Este mito tiene parte de razón, debido a que, si se hace un cambio sin cuidado y de sopetón, sí puedes llegar a fastidiar tu piscina. En cambio, si se toman las precauciones debidas, no suele ocasionar ningún problema.
Si estás interesado en este cambio, habla con un equipo de profesionales que te comenten cómo tiene que hacerse el cambio.
Aquí te contamos como cambiar tu piscina de cloro tradicional a una piscina de agua salada en 5 pasos muy sencillos.
Mito 5. Las piscinas de agua salada no requieren ningún tipo de mantenimiento
Otro mito que ojalá fuera cierto, pero no lo es. Cabe resaltar que sí que es cierto que requieren de un menor mantenimiento, pero eso no quiere decir que no haya que tratarlas ni cuidarlas.
El mantenimiento que requieren es asegurarse de que están en orden los siguientes parámetros:
– Nivel de pH entre 7,2 y 7,8.
– Cloro libre en el agua entre 1 y 3 ppm.
– Nivel de salinidad entre 3000 y 3500 ppm.
– Nivel de calcio entre 200 y 400 ppm.
No es un trabajo enorme el que hay que hacer para asegurarse de que todo marcha bien, pero es importante llevar a cabo un seguimiento semanal.
Conclusión un poquito sabrosa
Si has tomado la decisión que una piscina de agua salada es el camino a seguir. Eso es genial, y una vez que instalar el clorador salino, nunca se arrepentirá. Ahora puede disfrutar de baños suaves y relajantes, todo sin ninguno de los inconvenientes del cloro. Y la próxima vez que tu cabello cambie de color, será porque tú lo deseaste. Esa es una razón más para nadar y seguir nadando. Disfrutar del baño.